lunes, 31 de agosto de 2009

ABUSO SEXUAL EN LOS NIÑOS Y LOS ADOLECENTES

El abuso sexual



se produce cuando, siendo tú menor de edad, otra persona te fuerza a mantener un contacto sexual. Para ello se puede valer de la fuerza física, de engaños, de amenazas o de sobornos. General mente, se produce por adultos o jóvenes de mayor edad a los que conoces.
Se considera abuso cualquier tipo de penetración, roces o caricias de órganos genitales en contra de tu voluntad. También se incluye el tocamiento de los órganos genitales del abusador. Pero no siempre tiene que haber contacto físico, puede ser que alguien te diga que le observes desnudo, que le mires mientras se toca sus genitales o mantiene relaciones sexuales con otra u otras personas, que te obligue a ver películas o asistir a conversiones de contenido sexual, que te pida que poses desnudo, etc.




Abuso sexual en niños y adolecentes:

El abuso sexual en niños, niñas y jóvenes es difícil de detectar, dada la variedad de indicadores que presenta y el hecho de que la mayoría de las personas:
No conoce cuales son estos indicadores, y
No presta al niño, niña o joven suficiente atención como para notar que algo lo está afectando
Generalmente las personas piensan que si un niño, niña o joven se comporta diferente, esto se debe a que está tratando de ser independiente, o que se ha vuelto rebelde, o simplemente que está "pasando por la adolescencia". Un cambio en la conducta no significa necesariamente que la persona sea víctima de abuso, pero los cambios significativos en diferentes áreas del comportamiento, deber ser explorados como un posible indicador que requiere especial atención. Los indicadores antecedidos con , son especialmente representativos de abuso sexual.
Indicadores Físicos

Pueden existir indicadores físicos que muestran que un niño, niña o un o una adolescente ha sido víctima de abuso sexual

Infecciones recurrentes en el tracto urinario.
Enfermedades de transmisión sexual.
Ropa interior inexplicablemente manchada o rota.
Sangrados alrededor de la boca, el ano o la vagina (también físuras).
Aumento general de trastornos somáticos tales como: dolores de estómago, cabeza, etc.
Regurgitación o vómito de alimentos (especialmente si el ofensor ha introducido su pene en la boca del niño, niña o del o la adolescente: felattio).
Tono de voz o lenguaje propio de un niño o niña más pequeño.
Dolor en el área de la vagina, el pene o el ano.



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